16 de Junio de 2012, Jornada de puertas abiertas en ECOSECHA
Hace ya
unos meses, en la Guindalera empezamos a andar como grupo de consumo. Como
primer proveedor arrancamos con la huerta cooperativa ECOSECHA, situada
fundamentalmente en Rivas (7 hectareas, que es lo que fuimos a ver) aunque
tiene otras parcelas en Rivas y Chinchón (con un total de otras 12 hectareas a
sumar a las 7 anteriores).
Nos
reunimos en la huerta principal (las otras se dedican al cultivo del ajo y
frutales de regadío y de secano). La producción de frutales es incipiente, y
aun no es rentable, pero los cooperativistas se decidieron a arrancar con esa
parte del proyecto para conseguir el objetivo del “Km 0” es decir, no estar
obligados a traer desde cientos de kilómetros las frutas. Y por eso se han
echado la manta a la cabeza, que se hace camino al andar, como decía el poeta.
Pero
volviendo a la jornada y la huerta principal. Llegamos unas cuantas docenas de
“consumidores” de los distintos grupos de consumo, a la parcela de Rivas.
Joaquín
y María enseñaban la huerta, y 7 hectareas es mucha huerta, da para un rato. Lo
primero que sorprendía es la gran cantidad de especies, ya que uno de los
objetivos del grupo es mantener la mayor biodiversidad posible. Un ejemplo
concreto es el tomate. Nos enseñaron 12 especies diferentes de tomates en
producción, y en momentos habían llegado hasta 28
(van seleccionando las más
productivas, pero siempre manteniendo una diversidad muy superior a la que se
encuentra en una producción industrial...).
Dentro
de este apartado, mención aparte merece el “banco de semillas” con el que se
pretende tanto cuidar la biodiversidad, como darle una salida productiva real.
Porque
la cooperativa busca hacer las cosas de otra forma (sin el uso de químicos,
respetando el suelo, ofreciendo productos recolectados en su momento,
respetando la diversidad de especies y posibilidades) pero también es un medio
de vida sostenible para sus ocho cooperativistas. Nos relataron sus tareas del
día a día, el trabajo de campo, la preparación de pedidos, el reparto, las
tareas administrativas... un grupo humano que no se aburre.
La
huerta en si misma está dividida por lineales de frutales (que algo de
producción dan, ayudan a la distribución del espacio, al control de insectos y
de barrera para el viento), teniendo zonas en barbecho y el resto dividido en
infinidad de lineales cada uno de los cuales está dedicado a un cultivo. Un
auténtico arco iris multicolor.
Toda la
producción está certificada, y la tierra llevaba 20 años sin uso, por lo que se
considera “de año cero”. Las parcelas están arrendadas al ayuntamiento.
El
proyecto tiene ya 6 años y el pico de consumidores se consiguió el año pasado,
con algo más de 400 bolsas semanales (en realidad, llega a más familias, pues
parte tienen pedido bisemanal). Pero la crisis también está afectando, y se ha
estabilizado en algo más de 300 bolsas.
Eso
dentro de los aspectos más técnicos. Luego nos fuimos a la sombra de los
árboles, donde todos juntos comimos (y muy bien) y bebimos, sano y bueno. Y
rico. Muy buen ambiente, y quien esto escribe se marcho después de comer, pero
allí quedaron vecinos y vecinas, familias con sus niños, algún ciclista y
alguna abuela, disfrutando la tarde.